Eduardo Pizarro Leongómez habló del posconflicto

Eduardo Pizarro Leongómez, quien hace parte de la Comisión de Reparación de Víctimas por Acciones de Grupos Ilegales, fue invitado por la Universidad de Ibagué y la Cámara de Comercio de Ibagué, con el fin de orientar la conferencia El rol del sector empresarial en la construcción de la paz.

Pizarro, quien ha estudiado la violencia, las fuerzas militares, las guerrillas, el sistema de partidos y los procesos de paz en Colombia, habló fundamentalmente sobre las perspectivas del posconflicto y de la importancia de diseñar un plan serio y consistente de posconflicto, con el fin de evitar no solamente la reincidencia del conflicto al cabo de pocos años, sino que se produzcan olas criminales como producto de un fracaso en el proceso de desarme, desmovilización y reintegración de los excombatientes.

"Mañana se puede firmar la paz en Colombia, desmovilizarse las Farc y el ELN; sin embargo, el país puede sufrir olas de criminalidad brutales y perderse el posconflicto. Por ello, es estratégico para Colombia y el Tolima construir un modelo de posconflicto exitoso que nos evite la experiencia de El Salvador y Guatemala", precisó.

Serán aproximadamente 32 mil personas de las FARC, entre guerrilleros hombre-arma y apoyo logístico, las cuales se desmovilizarán, y alrededor de 6.000 del ELN, para un total de cerca de 38.000 desmovilizados. Por razones históricas muchos de esos desmovilizados van a ser del Tolima, por lo tanto, será un Departamento estratégico para el posconflicto en Colombia.

Un significado en contexto

Este tema es importante, de acuerdo con Pizarro, porque generalmente cuando terminan los conflictos armados, entre el 15 y el 25% de los desmovilizados se "reciclan" en la vida criminal; es decir; es previsible siempre que en un posconflicto haya olas criminales.

De allí que para que se dé un posconflicto benigno se dependerá de la capacidad de contar con una política exitosa de desmovilización, desarme y reintegración de los excombatientes.

Frente a esto, planteó algunas recomendaciones o propuestas para que las autoridades regionales tengan en cuenta: establecer un mapa de riesgos actuales y potenciales en cuanto a criminalidad y presencia de economías ilegales (Determinación de las áreas afectadas por cultivos ilícitos, áreas afectadas por minería ilegal y municipios afectados por microtráfico de drogas, extorsión y secuestro); la articulación institucional a través de la vinculación de organismos como el Icbf, el Sena y las universidades; la vinculación de la empresa privada, por ejemplo, mediante la generación de empleo, el apoyo a la creación de microempresas o los bancos de tiempo; la articulación con las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.

En lo anterior, con la Policía, con el fin de convenir las modalidades de la ocupación territorial de las zonas sensibles para evitar su copamiento por otros grupos armados, tras la desmovilización, y con las FF.MM. pueden ser discutidas y convenidas tres líneas de acción como lo son el desminado humanitario, la participación de los batallones de ingenieros para mejorar las vías de comunicación de zonas aisladas y la presencia más activa de las fuerzas armadas en las inseguras y sensibles zonas de frontera.

Finalmente, Pizarro planteó la posibilidad de desarrollar en el departamento un plan piloto para el posconflicto.